El cáncer de piel representa una preocupación creciente en la salud pública. Con un aumento constante en su incidencia, se convierte en una prioridad médica detectarlo y tratarlo a tiempo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los cánceres de piel son los más comunes en todo el mundo. Entre ellos, el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma encabezan la lista, cada uno con sus propias características y niveles de riesgo.
¿Por qué es importante la detección temprana?
La detección temprana del cáncer de piel puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y complicaciones graves.
Con una detección precoz, aproximadamente nueve de cada diez casos pueden prevenirse. Por eso, es crucial estar atento a los signos y síntomas que podrían indicar la presencia de esta enfermedad.
Cáncer de piel: los cinco signos de alerta:
Asimetría: un lunar que no es simétrico al dividirlo por la mitad vertical u horizontalmente.
Bordes irregulares: los bordes de un lunar benigno suelen ser suaves y regulares, pero si son irregulares, dentados o borrosos, podría ser motivo de preocupación.
Color variado: la presencia de diferentes tonalidades o varios colores en un lunar podría indicar un riesgo mayor, especialmente si hay cambios notables en el color con el tiempo.
Diámetro: aunque no todos los melanomas son grandes, aquellos lunares que superan los 6 milímetros de diámetro podrían ser motivo de consulta, especialmente si presentan otras características preocupantes.
Evolución: cualquier cambio en un lunar existente, como agrandamiento, cambio de forma o color, sangrado, picazón o desarrollo de costras, debe ser evaluado por un médico. También, la aparición repentina de un nuevo lunar o una lesión que no cicatriza adecuadamente requiere atención médica.
¿Cómo proceden los médicos ante lunares sospechosos?
La extirpación quirúrgica es el tratamiento inicial más común para el cáncer de piel. Sin embargo, en etapas avanzadas pueden requerirse opciones más agresivas como cirugía radical, radioterapia o quimioterapia.
Es fundamental realizar exámenes de la piel periódicos y autoexámenes regulares después del tratamiento para detectar cualquier cambio sospechoso.
¿Con qué frecuencia debo acudir al dermatólogo?
La frecuencia de los chequeos dermatológicos varía según los factores de riesgo individuales, antecedentes familiares, exposición solar y edad. Para aquellos sin factores de riesgo adicionales, un control anual es suficiente.
Además, se recomienda reforzar los cuidados de fotoprotección durante todo el año y evitar el uso de camas solares, ya que la radiación UV del sol es la principal causa de cáncer de piel.